Diente de León |
La lista de plantas silvestres comestibles es enorme, muchas de ellas, ahora consideradas silvestres y malas hierbas, fueron cultivadas durante siglos para la alimentación humana. No obstante, la naturaleza también posee poderosos venenos, y ante la duda es mejor abstenerse.
En este punto conviene aclarar que en ocasiones el veneno de una planta se concentra sólo en una parte de ésta. Los tubérculos de las patatas son comestibles, mientras que sus frutos son venenosos.
Por
otra parte, la identificación de las plantas silvestres es una habilidad que necesita
ser practicada. Muchas plantas se consumen cuando son jóvenes, y su aspecto puede
diferir bastante del que muestran cuando son adultas.
Para reconocerlas con seguridad es necesaria una observación y un estudio a lo largo de su ciclo vital. Muchas de ellas tienen poco valor nutritivo, por lo que debemos concentrarnos en reconocer las de mayor valor nutritivo, mayor distribución y abundancia.
Para reconocerlas con seguridad es necesaria una observación y un estudio a lo largo de su ciclo vital. Muchas de ellas tienen poco valor nutritivo, por lo que debemos concentrarnos en reconocer las de mayor valor nutritivo, mayor distribución y abundancia.
Partes
comestibles de las plantas
Raíces
y tubérculos: son las partes subterráneas de las plantas, por lo que deberemos
escarbar para recolectarlas. Si no son fáciles de arrancar escarba alrededor y
haz palanca con un palo.
Hojas
y tallos: Se recogen cuando son jóvenes, de color más pálido que el resto de la
planta, ya que suelen ser más tiernos. No las desgarres ni las marchites en los
desplazamientos. En ocasiones pueden ser algo amargos, en ese caso cambiaremos
el agua (teñida de verde) y las coceremos de nuevo.
Frutos:
Los frutos secos son los más nutritivos y ricos en proteínas. También los frutos
carnosos, como las moras o los arándanos son una importante fuente de alimento
en la naturaleza. Las semillas y granos pueden molerse y mezclarse con agua como
las gachas o tostarse. Debemos fijarnos en que las espigas de cereales no lleven
cornezuelos (unas protuberancias negras en forma de judía) ya que son alucinógenos
y extremadamente venenosos.
Las
cortezas: las cortezas interiores de algunos árboles, como determinadas especies
de pinos, han sido empleadas en épocas de hambruna para hacer una especie de pan.
Precauciones
a la hora de la recolección
Si
no se conocen las plantas con seguridad hay que evitar:
-
Las que tiene ácido cianhídrico, delatado por un olor como a almendras o melocotones
amargos. El laurel cerezo (Prunas laurocerasus), originario de Asia Menor, pero
ampliamente cultivado como ornamental en parques y jardines contiene este ácido.
Podemos olerlo aplastando una de sus hojas.
-
Las que al probarlas resulten muy ácidas, ya que pueden contener ácido oxálico.
Algunas plantas consideradas comestibles o utilizadas como condimento contienen
ácido óxalico en pequeñas cantidades, pero en caso de desconocimiento hay que
desechar las plantas.
-
Algunas savias lechosas son muy venenosas, conviene desecharlas.
-
Aunque las planta sea comestible, las hojas marchitas, secas o estropeadas se
evitaran siempre, ya que pueden producir ácido cianhídrico.
-
Desecharemos también todos los frutos divididos en cinco segmentos que no conozcamos.
- Las
plantas que tienen pelillos en el tallo y las hojas a veces son irritantes para
las mucosas y el tracto digestivo por lo cual prescindiremos también de ellas.
Prueba
de comestibilidad
Si
nos encontramos perdidos en una zona de la cual no conocemos la vegetación, numerosos
autores recomiendan una prueba de comestibilidad para asegurarse de que una planta
es comestible.
Antes
de realizarla debemos asegurarnos de que la abundancia de esa especie justifica
el riesgo. Nunca debemos saltarnos ninguna parte del proceso ni tampoco acelerarlo.
Obviamente, sólo un miembro del grupo realizará la prueba:
-
Antes de nada comprobaremos que no se ajusta a las características anteriores
y que no está parasitado.
-
Acto seguido frotaremos con la planta machacada o con su jugo en la cara interna
del brazo. En caso de que resulte irritante o produzca cualquier tipo de molestia
la desecharemos enseguida.
-
Después probaremos la planta, pero cuidadosa y lentamente, esperando un intervalo
de tiempo entre cada parte de este proceso. Primero pondremos un trocito sobre
los labios y esperaremos un rato. Si no hay ningún tipo de reacción lo colocaremos
en un ángulo de la boca, luego en la punta de la lengua y después debajo, siempre
después de esperar unos segundos. Si se produce algún tipo de molestia descartaremos
la planta enseguida. El paso siguiente es masticar un trocito.
-
Si no se ha producido ninguna reacción tragaremos una pequeña cantidad y esperaremos
5 horas sin comer ni beber nada.
Si
no se han producido dolores de estómago o de abdomen, nauseas, etc. la planta
se puede comer. No obstante es mejor demasiada cantidad junta, sino dar tiempo
a nuestro estómago a que se acostumbre a ella comiendo pequeñas cantidades al
principio e ir aumentando poco a poco su ingesta.
Este
sistema NO FUNCIONA CON LAS SETAS.
Intoxicación
por plantas
La
mayor parte de las plantas venenosas de Europa pertenecen a familias como las
ranunculáceas, la euforbiáceas y las papaveráceas. Las especies responsables de
mayor número de intoxicaciones en Europa son la cicuta mayor, que se puede confundir
con el perejil o el perifollo; el acónito, que se confunde fácilmente con la angélica,
muy apreciada para ensaladas; el eléboro blanco, parecido a la gran Genciana
(Genciana lutea).
Si
se presenta dolor de estómago podemos ingerir gran cantidad de agua tibia o caliente.
En caso de intoxicación hay que provocar el vómito introduciendo los dedos en
la garganta o bien ingiriendo carbón vegetal.
Debemos
tratar de evacuar al enfermo al hospital y avisar a un médico. Buscaremos y guardaremos
restos de las plantas para poder identificarlas y facilitar el trabajo de los
equipos sanitarios.
Debemos
tener en cuenta que la comestibilidad de una planta es a veces algo relativo Estupendos
condimentos aromáticos pueden matar en dosis altas, como el romero o la nuez moscada.
Otras plantas comestibles sólo lo son en pequeñas cantidades, como la acedera
o la aleluya (contienen ácido oxálico); y como ya sabemos una parte de la planta
puede ser exquisita y otra mortal.
Hay
que tener cuidado con las plantas que crecen en prados húmedos si hay rebaños
cerca, ya que podrían transmitirnos parásitos. No se emplearán nunca en ensalada,
sino cocinadas, así evitaremos riesgos.
También
existe cierto riesgo de contraer parásitos al comer bayas que crezcan a ras del
suelo, como fresas silvestres o arándanos, si han sido contaminadas con las heces
de los animales que los transmiten.
Cortesía de: Rutasytracks