Comer Insectos en caso de Supervivencia I

"Insectos comestibles"¡¡ Todos a comer insectos que se encuentren en ambientes sanos y sin contaminación, por supuesto !!

En situaciones de supervivencia puede ser necesario recurrir a los insectos y artrópodos como fuente de alimentos, pero hay que tener en cuenta algunas precauciones.

Los artrópodos, entre los cuales se incluye a los insectos y arácnidos, y otros invertebrados como los gusanos, pueden constituir una fuente de alimentos tanto en situaciones de supervivencia como en la vida cotidiana. Sin embargo, no todos son comestibles, digeribles o su captura está exenta de ciertos peligros. Se debe evitar:

- Recolectar insectos muertos, que tengan mal olor o irriten la piel al manejarlos de alguna manera. Casi con seguridad resultarán tóxicos.

- Tratar sin cuidado a insectos o invertebrados que tengan fuertes mandíbulas, pinzas, aguijones, etc. pues pueden ser capaces de causar serias heridas.


Recolectar insectos que se encuentren junto a cadáveres de cualquier tipo, aguas o zonas contaminadas. Casi con seguridad transportarán sustancias tóxicas en sus propios organismos. El hecho de que no estén muertos no es ninguna garantía.

- Recolectar insectos que animales más grandes, como los pájaros, no capturan como alimento, incluso aunque se trate de invertebrados no tóxicos en otras regiones, pues la toxicidad también viene dada por la dieta. Las abejas en la región del Himalaya, por ejemplo, muchas veces producen miel que resulta tóxica para los seres humanos.

-Insectos o artrópodos muy coloridos: en supervivencia, todo lo que tenga colores vivos representa peligro. Esos animales casi con seguridad serán tóxicos, lo mismo que muchas larvas que se encuentran generalmente debajo de las hojas de las plantas. Los colores vivos en la naturaleza generalmente son empleados por las diversas especies como medios de advertencia, y no para atraer depredadores

- Insectos o artrópodos que secreten cualquier tipo de sustancia, pues se tratará de algún tipo de veneno o irritante. 


- Comer la piel de las orugas, especialmente si tienen pelos. Los pelos de todos los insectos deben evitarse pues pueden resultar irritantes o causar serios problemas digestivos.

- Comer la quitina de los insectos; no es fácilmente digerible. Todos los artrópodos poseen exoesqueletos quitinosos que se pueden moler o reducir a una especie de harina en un mortero, pero por lo general será preferible no consumir para nada esos restos.

- Comer los aguijones de aquellos insectos que los tengan, como abejas, avispas y hormigas de fuego. En el caso de las hormigas que llevan ácido fórmico en su cuerpo, es mejor hervirlas antes de consumirlas. El aguijón de una abeja muerta, por ejemplo, puede resultar tan desagradable como el de una abeja que pica viva.

- Subestimar el peligro que un aparentemente inocente animal pequeño puede representar: numerosos escorpiones, arañas, gusanos, etc. pueden incluso matar a un ser humano. Los caracoles marinos, por lo general, o son tóxicos o bien pueden incluso poseer aguijones letales, como en el caso del género Toxoglossa. Las hormigas de fuego, sumamente pequeñas y apenas perceptibles con los ojos aún llevan un aguijón que heredaron de las avispas, sus ancestros, todavía durante el período cretácico, hace cerca de cien millones de años.

- Ante cualquier duda, es preferible dejar a los animales tranquilos. Pueden ser venenosos o difíciles de capturar. En algunos casos se defenderán, como ocurre con las abejas, las avispas, arañas y escorpiones.

Gran parte de los problemas que podemos tener para consumir insectos y otros pequeños animales tienen que ver sobre todo con cuestiones culturales o de percepción de higiene, pero en realidad no hay ninguna otra razón para evitar su consumo. En algunas culturas estos animales constituyen manjares: los esquimales, pro ejemplo, consideran como muy afortunado hallar huevos o larvas de moscas para comer.


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